11.12.06

Los chechenos


Aquel enero de 1994, la verdad sea dicha, resultó frío y desapacible. Los chechenos atacaban por todas partes como anunciando todo lo que nos acabaría cayendo encima diez años más tarde.
En realidad, enero suele ser un mes desapacible. Los incombustibles luchadores de las Navidades reposan. Mentira: ellos, pero, sobre todo, ellas nunca reposan. Las víctimas se relamen las heridas de tanta sobredosis de promiscuidad con el único pretexto de su ADN.
Empecé febrero algo dudoso… Sí, ahora lo recuerdo bien, dudaban los chechenios si invadir o dejarse invadir, astutos ellos. Empecé febrero acompañado por Paco Ibáñez: como tú, yo soy una pequeña piedra, piedra pequeña, como tú, guijarro humilde, como tú, en la carretera, como tú, etcétera. Me acuerdo de eso, inspector, porque en aquel momento miré el calendario de pared de la salita. Como febrero fue tan corto, el pobre, yo lo compensé con el envidiable vigor de Paco, ya sabe, ¡A galopar! Ya vienen los cuatro de Bonaaaanza, etcétera. No es, por supuesto, un tributo a la nostalgia, es simplemente una cuestión de gustos. El último sábado de febrero llegó disfrazado de literatura, diez años que se murió Julio, con cuyos libros pasé tan buenos ratos. Me gustó cuando dijo eso de que: Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infantiles y máquinas de conformismos. Pero preguntarse si sabremos encontrar el otro lado de la costumbre o si más vale dejarse llevar por su alegre cibernética, ¿no será otra vez literatura? Siempre tengo presente esta cita cuando escribo y, de pronto, dejo de teclear y me pregunto a quién diablos le importa que yo garabatee los Din A/4 o, por ejemplo, que los chechenos ataquen mañana, como repetidamente han anunciado.
Acto seguido me coge la neura, cojo la puerta y me doy un paseo hasta que concluyo que a casi nadie, y eso acaba por tranquilizarme (la indiferencia general) y entonces me llamo cobarde por no hacer más de lo que hago por la paz mundial, y, aparte de hacerme socio de UNICEF (doce años antes que el Barça, por cierto) de pronto, en lugar de cobarde me sale cobalde y, entonces, pienso en el Chiquito de la Calzada (¡Vaya peaso de peich que quita er sentío!) y ante tamaña ignominia de mi corriente de pensamiento me da por reír, y me detienen por escándalo público y acabo en comisaría - y aquí acaba el sueño, inspector.
"El enfrentamiento entre rusos y chechenos se remonta hacia fines del siglo XIX cuando Rusia se anexó Chechenia, luego de la guerra Caucásica. Lenin les prometió la libertad a los chechenos, Stalin los deportó, y el ex general rojo Dzhojar Dudayev se tomó el poder.
Ubicado en una región estratégica (son un puente entre el Mar Caspio y Asia Central) con importantes reservas de petróleo, este pueblo tiene además importante influencia islámica. Todas razones para que el gobierno de Rusia no quiera darles la independencia."
Texto obtenido de:
http://www.familia.cl/ContenedorTmp/Chechenos/chechenos.htm
Ilustración obtenida de voltairenet.org (red de prensa No Alineados)
http://www.voltairenet.org/article132203.html

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