El gusto es mío
Cuando tenía diecinueve años asistí a una conferencia sobre sexualidad. La sexóloga en cuestión afirmó, entre otras cosas, que el sexo era placer y que lo demás eran mandangas pero que, sobretodo, desde un punto de visto científico, resultaba indiferente el procedimiento o manera utilizado para alcanzar la satisfacción sexual y que el resto eran condicionamientos culturales. Lo de científico me produjo mucho respeto, ya que andaba yo por la senda de los tiempos en que hasta el argumento de la lucha de clases necesitaba la apoyatura de científica.
Podía ser perfectamente con un zapato. Eso mismo, dijo un zapato. Podía haber dicho un Turmix AFK SME 700, un cilindro de cera o sebo atravesado por una mecha (es decir, una vela), una mosca en la bañera, un vibrador, o un dedo bien hermoso, pero no, ella dijo un zapato. En ese momento no caí en la obviedad de la alusión fetichista porque andaba más perdido que un pulpo en un garaje. Esa señora, radical y progre, por supuesto, de ser yo más avispado, podría haberme convertido en un pervertido y fetichista para toda la vida. Más lo primero que lo segundo, todo sea dicho. Ella y Buñuel podrían haber acabado en un tris tras con mi malsana educación rousseauniana y neocristiana. Pero no fue así de sencillo, por lo que tuve que pasar por largos años de duro (y muchas veces estéril) aprendizaje. Y fue de un pelo que no me quedara con el triste bagaje del ritual del misionero. Aunque visto con una cierta perspectiva, podía haber sido mucho peor. Baso mi optimismo en la creencia científica de que, de haber nacido en la época romana, y visto mi sórdido arbusto genealógico, me hubieran tocado, probablemente, galeras.
Y es que para gustos, no hay nada como el sexo. Y ya que hablamos de gustos, mencionemos la gran mentira: contra gustos no hay disputas. La otra mentira es amor mío, siempre nos no contaremos todo. Hay más pero me las callo por educación.
En cuanto a la primera mentira, la respuesta correcta es que para gusto el mío. Y no es soberbia o egoísmo. Es, sencillamente, un placer. En cuanto a la segunda, contarlo TODO, no es ni siquiera una mala estrategia. Sobre todo, es una irresponsabilidad, amén de que la sinceridad total perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor. Más o menos como el tabaco.
Fotografía: Ferran Jordà"groupie"
Podía ser perfectamente con un zapato. Eso mismo, dijo un zapato. Podía haber dicho un Turmix AFK SME 700, un cilindro de cera o sebo atravesado por una mecha (es decir, una vela), una mosca en la bañera, un vibrador, o un dedo bien hermoso, pero no, ella dijo un zapato. En ese momento no caí en la obviedad de la alusión fetichista porque andaba más perdido que un pulpo en un garaje. Esa señora, radical y progre, por supuesto, de ser yo más avispado, podría haberme convertido en un pervertido y fetichista para toda la vida. Más lo primero que lo segundo, todo sea dicho. Ella y Buñuel podrían haber acabado en un tris tras con mi malsana educación rousseauniana y neocristiana. Pero no fue así de sencillo, por lo que tuve que pasar por largos años de duro (y muchas veces estéril) aprendizaje. Y fue de un pelo que no me quedara con el triste bagaje del ritual del misionero. Aunque visto con una cierta perspectiva, podía haber sido mucho peor. Baso mi optimismo en la creencia científica de que, de haber nacido en la época romana, y visto mi sórdido arbusto genealógico, me hubieran tocado, probablemente, galeras.
Y es que para gustos, no hay nada como el sexo. Y ya que hablamos de gustos, mencionemos la gran mentira: contra gustos no hay disputas. La otra mentira es amor mío, siempre nos no contaremos todo. Hay más pero me las callo por educación.
En cuanto a la primera mentira, la respuesta correcta es que para gusto el mío. Y no es soberbia o egoísmo. Es, sencillamente, un placer. En cuanto a la segunda, contarlo TODO, no es ni siquiera una mala estrategia. Sobre todo, es una irresponsabilidad, amén de que la sinceridad total perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor. Más o menos como el tabaco.
Fotografía: Ferran Jordà"groupie"
Fichero 9/136, álbum People, 800 x 473 pixels
11 de enero de 2007
Etiquetas: fotografía
2 comentarios:
Hola Cronopio cronopio...
oye esa foto es muy buena, no?
Para gustos, te dejo una cita de Charly García... que ultimamente le voy dando vueltas, y aunque discutible, al menos no es la gran mentira:
"Gozar es tan parecido al amor... y mas barato"
Ayayayay... Juventud, divino tesoro. ¿No sabes todavía, querido amigo, que el goce y el placer es un privilegio de los príncipes y artistas de Jollivud? ¿Que para los plebeyos sólo queda la esperanza-trampa del pan duro pero seguro? Jajaja... Y es que al principio todo se parece pero todo acaba confundido... Aunque en algo estoy de acuerdo contigo:¡De soldado raso, ni al matrimonio!
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio