Dalí Corona: Te necesito aquí
Te necesito quí, mas cerca
que yo mismo.
Juan Bañuelos
Tendría que inventar, para mirarte bien
entre la turba terca de las cosas, un cúmulo de voces y de signos.
Jaime Labastida
En mi camino, como la luz más frecuente,
hipodérmica,
te necesito aquí.
Cambiaré el giro de tus senos
mi desvelo será ahora
de cuarenta y cinco grados.
Mientras que en tu ombligo
el mundo se dibuje haciendo malabares .
Ahora, sería mejor cortarle el cuello al frío,
que no moleste,
mientras intento dormir
en cada arteria de tu nombre.
México, 3 de Marzo, Claudia (aquí comienza a perseguirme
una teta kilométrica de acero y una sed enquijotada)
he soñado tus encajes dispersos por la alcoba
y una culpa de vientre.
La escalera, no da a ninguna parte; un cojín
con sobras de tu pelo me atormenta,
me descubre amarillento
con más de tres dolores en el alma.
He resuelto –por mi bien- no volverte a escribir.
Saludos y un beso.
¿Por dónde tu silbido,
por dónde el tiempo ?
La tierra se abre ante tus ojos
y todo lo que tocas son patas de costumbre,
un pedazo de vena intermitente.
Texto: Dali Corona
Voltario, Segunda parte
Fotografía: Mrgud, Blue moment
Serie “Faces”
Les plus simples
22 de Octubre de 2006
http://les-plus-simples.com/displayimage.php?pos=-2419
que yo mismo.
Juan Bañuelos
Tendría que inventar, para mirarte bien
entre la turba terca de las cosas, un cúmulo de voces y de signos.
Jaime Labastida
En mi camino, como la luz más frecuente,
hipodérmica,
te necesito aquí.
Cambiaré el giro de tus senos
mi desvelo será ahora
de cuarenta y cinco grados.
Mientras que en tu ombligo
el mundo se dibuje haciendo malabares .
Ahora, sería mejor cortarle el cuello al frío,
que no moleste,
mientras intento dormir
en cada arteria de tu nombre.
México, 3 de Marzo, Claudia (aquí comienza a perseguirme
una teta kilométrica de acero y una sed enquijotada)
he soñado tus encajes dispersos por la alcoba
y una culpa de vientre.
La escalera, no da a ninguna parte; un cojín
con sobras de tu pelo me atormenta,
me descubre amarillento
con más de tres dolores en el alma.
He resuelto –por mi bien- no volverte a escribir.
Saludos y un beso.
¿Por dónde tu silbido,
por dónde el tiempo ?
La tierra se abre ante tus ojos
y todo lo que tocas son patas de costumbre,
un pedazo de vena intermitente.
Texto: Dali Corona
Voltario, Segunda parte
Fotografía: Mrgud, Blue moment
Serie “Faces”
Les plus simples
22 de Octubre de 2006
http://les-plus-simples.com/displayimage.php?pos=-2419
Etiquetas: Poesía
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