11.6.06

António Lobo Antunes: Cansado de tejer el otoño


"Lo que más me gustaba en Beira Alta era la sordera de mi abuelo. Usaba una especie de auriculares de los que salía un cable trenzado que terminaba en la pila.
enorme
en el bolsillo de arriba, y se me antojaba, por la expresión atenta, que estaba siempre comunicándose con los ángeles o esas voces sin cuerpo que creía distinguir en los pinos y él sin duda oía. A nosotros, a los terrestres, no nos oía nunca: mi abuela le gritaba haciéndole señas que estábamos allí, mi abuelo miraba hacia abajo, sonreía, un gesto en nuestra dirección del que se olvidaba enseguida, llamado por los pinos o por alguna urgencia celestial. De persona tenía poco: no me acuerdo de haberlo visto reírse, de haberlo visto comer: o se quedaba callado en el balcón que daba a la sierra o si no leía el periódico, que llegaba en el tren del mediodía y había que ir a buscar a la estación. Con su chaqueta de hilo blanco, apoyado en un pilar, pasaba las páginas con un ruido de palomas sin que su expresión cambiase una sola vez. Tal vez ni siquiera leía: se demoraba en las noticias del tiempo necesario para que pensásemos que leía, se olvidaba de las hojas en una silla de lona y bajaba a la viña sin pisar los bancales, con la levedad distraída de los serafines. Su presencia era una silenciosa ausencia que olía a brillantina: al atardecer, después del baño."
No recuerdo que mi abuelo hiciese otra cosa que levitar. De vez en cuando introducía un cigarrillo en la boquilla y fabricaba nubes con la boca. Tal vez la construcción de nubes constituyese su trabajo esencial: las criadas lo llamaban señor ingeniero. Para mí los ingenieros hacían puentes y edificios. Mi abuelo, más dado a las cosas sin peso y a la falta de sustancia de la materia, prefería aquello que, siendo gaseoso, obedecía a los caprichos del viento.
Sus carabelas de humo, perfectas, rigurosas, navegaban durante todo septiembre hacia el oeste, transportando los azulones y el verano consigo. Cansado de tejer el otoño, mi abuelo se dormía en el sillón de la sala."
António Lobo Antunes: Segundo libro de crónicas, 2004 (Seguro que no fue así pero hazte a la idea)

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2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Capitán Cronope,
he rebut els missatges al meu blog. Si no trobes el llibre ràpid, digues-me una adreça postal i te l'envio. A La Central el tenen encara, crec.
apa, gràcies

1:32 p. m.  
Blogger Cronopio ha dicho...

Artur Montfort Craver
Amílcar, 143 1º 4ª
08032 BARCELONA
Però espera't una mica
a veure si el trobo a la Central
Et dic alguna cosa, ok?
apa

11:44 a. m.  

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