FuLano de Tal: Mensaje en una botella
Todo acto es un disparo de revólver cerebral.
El gesto insignificante o el movimiento decisivo son ataques
(abro el abanico de nocauts para la destilación
del aire que nos separa) y con las palabras
depositadas en el papel entro,
solemnemente, hacia mí mismo.
TristanTzara
El gesto insignificante o el movimiento decisivo son ataques
(abro el abanico de nocauts para la destilación
del aire que nos separa) y con las palabras
depositadas en el papel entro,
solemnemente, hacia mí mismo.
TristanTzara
Es cierto. “¿Cuándo zarpamos hacia la dicha?, dijo Baudelaire, invitándonos a la aventura, a su devenir azaroso pero también - y sobre todo - a la magia y esperanza del encuentro… Del descubrimiento. ¿Cuándo zarpamos en busca de lo nuevo? propuso entonces Gato, midiendo cada palabra como el náufrago mide la distancia desde su islote hasta el horizonte.
¿Por qué no zarpamos? dijo, si al fin y al cabo ya somos náufragos. Poco o nada vamos a perder si zozobra el navío. ¿Acaso no hemos sobrevivido a mil batallas?. Y ya puestos, por qué esperar a que la fortuna decida, si podemos hacerlo nosotros, si ahora tenemos tiempo, todo el tiempo del mundo, para lanzar nuestro mensaje en la botella a las mansas aguas de los días. ¿Por qué esperar? insistió Gato, mientras fumaba y sorbía su Coca-Cola bien fresquita. Hagamos caso a Virginia Woolf: “Siempre hay que hacer algo a continuación. El martes sigue al lunes. El miércoles al martes. Cada día emite las mismas ondas. El ser engorda en círculo, como los troncos de los árboles. Como en los árboles, caen las hojas.”
Es cierto, somos capaces de navegar.
¿Por qué no zarpamos? dijo, si al fin y al cabo ya somos náufragos. Poco o nada vamos a perder si zozobra el navío. ¿Acaso no hemos sobrevivido a mil batallas?. Y ya puestos, por qué esperar a que la fortuna decida, si podemos hacerlo nosotros, si ahora tenemos tiempo, todo el tiempo del mundo, para lanzar nuestro mensaje en la botella a las mansas aguas de los días. ¿Por qué esperar? insistió Gato, mientras fumaba y sorbía su Coca-Cola bien fresquita. Hagamos caso a Virginia Woolf: “Siempre hay que hacer algo a continuación. El martes sigue al lunes. El miércoles al martes. Cada día emite las mismas ondas. El ser engorda en círculo, como los troncos de los árboles. Como en los árboles, caen las hojas.”
Es cierto, somos capaces de navegar.
"Por lo que fue interesante y digno
de vivirse el primer tiempo de los tiempos
es porque fue nuevo. Si hubiera sido antiguo
no hubiera podido comenzar la vida,
no hubiera tenido la curiosidad de su primer arranque.
Lo nuevo, en su pureza inicial,
en su sorpresa de rasgadura del cielo
y del tiempo es para mí esencia de vida."
Gómez de la Serna
Mensaje en una botella
Ármese de valor y busque en las tiendas de baratillo, de regalos o en donde le dicte su buen sentido, una botella, de dimensiones más bien reducidas. Lo suficiente pequeña para que pueda pasar desapercibida por los cazadores de tesoros y los pescadores de truchas pero no tanto como para que no quepa en su interior un papelito. Un papelito con un mensaje escrito para que navegue en las mansas (o turbulentas) aguas de los días, precisamente en ese devenir del tiempo en el que usted a menudo siente la poderosa sensación del naufragio.
Reflexione unos instantes (o un buen rato, ¡tómese su tiempo!) sobre aquella frase, leída, escuchada o inventada que alguna vez le llegó, como un dardo, al centro mismo de su corazón. Por ejemplo Gato elegiría ésta (de su querido y admirado Oscar Wilde): "El supremo vicio es la limitación del espíritu."
Escriba la frase en un papel. Esmérese en escribir con letra pequeña, lo suficiente para que el papel también lo sea y, en definitiva, quepa dentro de la botella.
De las botellas, queremos decir, porque usted habrá tenido buen cuidado en comprar tantas botellas como personas que merezcan su confianza y apego y que serán las destinatarias y cómplices de su ofrenda. Y cuando, entrada la noche, se reúnan, entrégueles el Mensaje en una botella.
Piense que acciones como ésta harán que la suerte esté de su lado. Que, en definitiva, cualquiera de sus “cómplices” puede leer el mensaje en el momento más oportuno y necesario y acudir, sin pensárselo dos veces, en su ayuda. Al fin y al cabo, ¿qué es la distancia, si usted sabe tan bien como nosotros que las distancias más difíciles de salvar son las interiores?
Y cuando eso ocurra comprobará con satisfacción que nunca estamos tan solos como a veces pensamos.
Es cierto. Compruébelo.
Reflexione unos instantes (o un buen rato, ¡tómese su tiempo!) sobre aquella frase, leída, escuchada o inventada que alguna vez le llegó, como un dardo, al centro mismo de su corazón. Por ejemplo Gato elegiría ésta (de su querido y admirado Oscar Wilde): "El supremo vicio es la limitación del espíritu."
Escriba la frase en un papel. Esmérese en escribir con letra pequeña, lo suficiente para que el papel también lo sea y, en definitiva, quepa dentro de la botella.
De las botellas, queremos decir, porque usted habrá tenido buen cuidado en comprar tantas botellas como personas que merezcan su confianza y apego y que serán las destinatarias y cómplices de su ofrenda. Y cuando, entrada la noche, se reúnan, entrégueles el Mensaje en una botella.
Piense que acciones como ésta harán que la suerte esté de su lado. Que, en definitiva, cualquiera de sus “cómplices” puede leer el mensaje en el momento más oportuno y necesario y acudir, sin pensárselo dos veces, en su ayuda. Al fin y al cabo, ¿qué es la distancia, si usted sabe tan bien como nosotros que las distancias más difíciles de salvar son las interiores?
Y cuando eso ocurra comprobará con satisfacción que nunca estamos tan solos como a veces pensamos.
Es cierto. Compruébelo.
Nunca se puede decir todo,
de cuerdo, pero yo quería decir lo máximo.
Michel Leiris
Ilustración:
Terry Chan: soft-drink
http://www.shutterstock.es/pic-6829939-soft-drink.html
http://www.shutterstock.es/pic-6829939-soft-drink.html
Etiquetas: FuLano De Tal
2 comentarios:
Instrucciones para colocar y enviar un mensaje en una botella...
Bienhallado, Morsa.
Amigo anónimo, se trata de uno de tantos juegos que practicó el grupo literaruo FuLano de Tal, hace de eso más años de lo debido. Entre ellos, estaban algunos de los cronopios que han salido en este Blog: La Gato, Arcadio Urpí, Tranis, Daniel Cantero (que también aparece como Pino). FuLano de Tal no era una tertulia literaria al uso sino un grupo de operarios de la poesía dispuesto a JUGÁRSELA con las palabras.
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