18.12.07

La Maga y el Club de la Serpiente


Cuando llamé la segunda vez y me dejaron elegir entre la fila seis y la dos, elegí la dos, por supuesto. Y cuando me dijeron que los dos únicos asientos libres de la fila dos eran los del extremo (los del extremo izquierdo, según se mira al escenario, me aseguré en precisar a la operadora), corroboré que nadie ese jueves haría lo que yo: repetir función en un plazo de menos de una semana.Porque nadie, ni los espectadores del jueves próximo, ni, por supuesto, la operadora, saben que justo al individuo situado en el extremo izquierdo (siempre desde la perspectiva del espectador) de alguna de las primeras filas de butacas es a quien Andrea Fantoni, esta actriz que tan espléndidamente encarna a la “Maga” de Horacio Oliveira (pero también “nuestra” Maga) es a quien elige como partenair para uno de sus breves pero potentes y exuberantes monólogos eróticos, cara a cara, bis a bis, técnica ésta no por conocida menos efectiva para cortarle la respiración al espectador de turno y, por extensión, para arrancar al respetable de su cómoda pasividad y meterlo de cabeza, por la vía del tercer grado, en la cocina de la obra: unos huevos bien fritos o el lavavajillas a toda máquina.
Esa butaca, pensaba yo, mientras negociaba el asunto de las entradas con la operadora del 902 del Tele Entradas, el asiento uno de la fila dos, la ocupará mi amigo, un tipo que utiliza el pseudónimo
cronopio para sus peripecias epistolares e incluso internautas y al que, en un gesto de amistad - créanme cuando se lo digo - de gran mérito por mi parte, he reservado el privilegio de la posible fortuna de tal encuentro. ¿Se producirá? ¿O elegirá la Fantoni a cualquiera de los individuos varones que haya, que los habrá, en todo lo ancho de la fila uno, chafándome de esta forma el invento? No quiero ni pensarlo.

Un monólogo erótico, decía. Entresacado, como todo el espectáculo – salvo una leve alusión a El perseguidor, de Rayuela, la novela de Julio Cortazar (llamada también antinovela en aquel momento de efervescencia, allá por 1963). En realidad, una jam session de la Hostia, esta inusual, original y admirable representación que se ha sacado de la manga Quim Lecina y Àngel Molas y que la maravillosa banda SwingSet (¡atención a los solos como cantante del gran Victor González, el trombonista!) ejecuta y borda con una eficacia y garbo espectaculares, acompañados de la voz de canela en rama de la estupenda Laia Porta, alias Bessie Smith.

Para quienes gozaron de la lectura de Rayuela
, esa lectura que, como diría Vila-matas y, sin duda alguna, suscribiría el propio Cortazar, despertó la pasión de lo Otro que estaba en nosotros, el espectáculo “La Maga y el Club de la Serpiente” es, sencillamente, asignatura obligada. En estos años de revisión de la obra de Julio Cortazar no se ha visto nada parecido, nadie que se haya atrevido a presentar a la Maga en sociedad: tan fielmente retratada, tan impresionante la conjunción de la palabra y la música, de la literatura y el jazz, la verdadera curva del tiempo en la que se desarrolla la acción de Rayuela. Nada que se acerque tanto - hasta tocarlo con la yema de los dedos - a la brillantez del casillero que Quim Lecina ha conseguido armar, tal como si él mismo fuera Bruno, el crítico musical de El Perseguidor, el ojeador, el compañero, fiel como el mal aliento, de Johnny Carter, el alias de Charlie Parker en el cuento. Tal como si la Maga fuera nuestra Maga de siempre, la misma que acaba la función evocando a un tal pianista…
"el mismísimo Oscar al piano, un tal Oscar Peterson, un tal pianista con algo de tigre y felpa, un tal pianista triste y gordo, un tipo al piano y la lluvia sobre la claraboya, en fin, literatura." Dice el narrador de Rayuela que “solamente Oliveira se daba cuenta de que la Maga se asomaba a cada rato a esas grandes terrazas sin tiempo que todos ellos buscaban dialécticamente”. Eso fue lo que escribió Cortazar en 1963. Claro que él no podía saber que, pocos años más tarde seríamos legión los que también “sabríamos” que las respuestas a nuestras preguntas tal vez estaban al Otro lado, es decir, al otro lado de dónde buscábamos, y por saber, también acabaríamos sabiendo, como lo sabía la Maga sin saberlo, que la verdad no existe pero que en su búsqueda se sustenta el espíritu de los que persiguen sin tregua, emblema donde los haya de los que salen de noche sin propósito fijo, la razón de los matadores de brújulas. Quizás por eso, acabamos todos preguntándonos lo mismo que Julio en la primera frase del primer párrafo de Rayuela: ¿Encontraría a la Maga?

Pero no adelantemos acontecimientos
. Démosle tiempo al tiempo. Esperemos a ver qué pasa el jueves próximo en la fila dos del Versus Teatre.

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3 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Lo dejas muy atractivo...

10:36 p. m.  
Blogger Cronopio ha dicho...

Pues mira que hoy ha sido el no va ma plus
porque además de todo lo demás
... La Maga ha realizado la ofrenda solicitada...
le ha dado un empujoncito al azar y mi amigo cronopio se ha marchado con el run run del Jazz Me Blues en los descosidos del corazón...
Ya lo ha dicho Quim Lecina, hace poco más de una una hora: "Swing Ergo Soy"
¿Qué más se puede hacer?
Pues ir a ver el espectáculo. Tienes tiempo hasta el 22!!!

10:49 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

la maga vuelve, esta vez al teatro romea de barcelona los 4 primeros sabados de noviembre de 2008

visita.
www.myspace.com/lamagaielclub

11:14 p. m.  

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