¿Cuchara o tenedor? El maestro de ceremonias
García Ferrer y Rom son dos tipos un tanto raros. Raros, entiéndaseme bien, en el sentido más bien ilustre de la expresión. Raros, al estilo de los personajes buscados - y hallados - por Enrique Vila-Matas. O los de Pere Gimferrer, para no ir mucho más lejos.
Rom es un artista de la imagen, ya en plena madurez. Con su aspecto de profesor Freud, sigue escondiéndose tras sus gafas y entre las bambalinas del Cine Club de Ingenieros, y así es cada vez que acontece el evento, es decir, cada mes de diciembre desde hace ya... ¡24 años! Todo un clásico de estas fechas. Lo suyo parece ser, pienso yo - que lo conozco más bien poco - la intimidad del bis a bis. Su protocolo preferido, el contacto personal. Quizás sea por eso que durante años deja a García Ferrer solo ante el peligro del escenario, a su suerte en la siempre ardua tarea de maestro de ceremonias.
Así pues, García Ferrer aparece cada mes de diciembre en el estrado del salón de actos del Col·legi d’Enginyers Industrials de Catalunya con rostro cariacontecido, escudado dentro de su supuesta timidez y el recurso siempre recurrente de su mano izquierda (con la derecha sostiene el micro) acariciándose el cogote, mientras, con su catalán macarrónico va desgranando el argumento de su experiencia, y la de Rom, con el “personaje” de ese año. Y, he aquí lo sorprendente. Aunque sabemos muy bien que él no negará una y un mil veces, ya que su alergia a la adulación o al simple elogio es algo atávico, consustancial a su personalidad, una especie de peste bubónica de la que huye con elocuente furor, su discurso resultó – como viene siendo habitual - sumamente sugerente y didáctico, además de convincente.
Yo abundaría en la herida, y miren que siento decir esto: consigue una perfecta y deliciosa síntesis de la entrevista con el “personaje” homenajeado, en este caso, con Julieta Serrano, la indeleble y eterna actriz de Las criadas y de La casa de Bernarda Alba. El circunloquio, contra toda previsión, resulta diáfano, sumamente esclarecedor y, si me lo permiten ustedes – que ya sé que él no – con momentos excelentes de espontánea devoción y humor, en la que sus titubeos (“seguramente me estoy dejando lo más importante”) dan “la entrada” a acertadas anécdotas que consiguen, probablemente sin pretenderlo, la absoluta complicidad del respetable.
Por ejemplo, ¿saben aquella de cuando el tío Marcelino, regresaba del colegio? Al entrar en casa preguntaba a la madre de Julieta: ¿cuchara o tenedor? Y si ella le respondía – cuenta la actriz - cuchara, teníamos las “farinetes” de siempre; y si decía “tenedor”, era alguna otra cosa: ” ¡Huevos fritos! ”
Por ejemplo, ¿saben aquella de cuando el tío Marcelino, regresaba del colegio? Al entrar en casa preguntaba a la madre de Julieta: ¿cuchara o tenedor? Y si ella le respondía – cuenta la actriz - cuchara, teníamos las “farinetes” de siempre; y si decía “tenedor”, era alguna otra cosa: ” ¡Huevos fritos! ”
Etiquetas: teatro
3 comentarios:
Arturo:
Muchas gracias por esta excesiva entrada en tu blog.
Menos mal que, por lo menos, pones lo del catalán macarrónico, lo que da un poco impresión de realidad al conjunto.
Le paso a Martí Rom tu referencia, para que vea que te ha gustado la forma de sacar información relevante, aunque sea en las 'farinetes' de Julieta Serrano.
También, aunque fue lo que fue, con esos fallos que hicieron poner nervioso al más pintado, luego fuimos a cenar con Julieta, y lo importante es que parecía contenta del resultado.
Gracias a tí (y a la princesa) por ir y aguantar el huracán: Con los nervios apenas os presté atención, por lo que os ruego me perdoneis).
Juan Manuel
Pues, ciertamente, estoy disfrutando de lo lindo leyendo el libro de la Julieta, por lo que me reservo una posterior columna en Morsa dice para el final de la lectura.
Es una lástima que un trabajo tan concienzudo y ameno tenga tan poca difusión, ya que, aparte del interés del personaje, mucho mayor del que yo pudiera pensar, está vuestro trabajo en las acotaciones (cursivas) donde ofrecéis una información que no tiene precio. A mí me está haciendo revivir cada uno de los momentos de una biografía que, siendo la de Julieta Serrano, y como muy bien dijiste, la del teatro en este país, también la de todos aquellos que, de una manera u otra, vivimos todos los acontecimientos que van sucediéndose a lo largo de la propia narración de Julieta.
Enhorabuena también a Martí Rom, no sólo por su espléndido vídeo, sino también por lo que imagino un arduo trabajo de documentación y consulta.
Zenquiu veri mach.
Le vuelvo a enviar a tu blog...
JM
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