19.9.07

La viejita erótica Rosa María


"- Sí, es cierto. Te voy a confesar algo: yo vivo en Madrid y cuando leí tu libro hice un experimento. Puse un anuncio en un diario nacional, de mucha difusión Y pagué para que lo publicaran tres días consecutivos. Decía “Vieja. 62 años. Puedo ser tu abuela. Te haré gozar como no imaginas. 10 mil completo. Rosa María”. Y el número de teléfono. Preparé un contestador con la voz de Rosa María. En una semana la abuelita recibió cuarenta y tres solicitudes de servicio en el contestador. Registré otras dieciocho llamadas que colgaron al oír el mensaje grabado y no dejaron recado.
- Puedes hacer una película con ese argumento. Se titularía La viejita erótica.
- No. Sería pornográfico. Yo soy un artista. Quiero hacer una road movie en Cuba. Y me gustaría que el chico escuchara a Lou Reed.
- En Cuba nadie conoce a Lou Reed. Y los chicos de dieciséis años no pueden comprar autos. En esa película jamás aparecería una vieja y no habría sexo. Serías tú mismo y tu tormenta interior. Tú haciendo el experimento en Madrid. Los títulos se conciben para confundir al público.
Mozart concluía el Agnus Dei y acometía con mucho vigor Lux aeterna. Guardé silencio. Quería que percibiera que ya era suficiente. Y lo entendió. Me dejó su teléfono y su e-mail. Se despidió. Cerró la puerta. Rompí el pedazo de papel con sus señas y escuché el final de Lux aeterna.
Bajé a sentarme en el muro del Malecón. Persistía el viento frío del noreste y un poco de oleaje salpicando sobre el muro. Había un tipo solitario frente al mar, tocando el saxofón. El tipo practicaba escalas. En algún momento empezó a tocar algo de jazz. Muy lento y melancólico. Improvisaba. En medio de la luz rosada del Malecón, en el silencio y la soledad de la noche y del viento frío. Era algo irreal aquel tipo soplando un jazz lento y la música que se perdía en el infinito del mar y la noche. Eso es lo bueno de la realidad: se permite lujos que están vedados a los escritores. La realidad no está obligada a ser convincente.”
Pedro Juan Gutiérrez: Animal Tropical, Compactos Anagrama, Barcelona 2002

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3 comentarios:

Blogger CatiSampolFrontera ha dicho...

Hola arturo:

Que tal el verano? Ya estamos de nuevo aquí, con la misma rutina, como siempre. Intentando darle un poco de color a estos blocs que se encuentran un poco desangelados.

El experimento de la "vieja de 62 años, es muy bueno". Parece mentira la gente, ¡como le gusta el morbo!

Bueno, un abrazo y hasta la proxima.

3:23 p. m.  
Blogger Cronopio ha dicho...

Pues, querida Cati, el verano no ha estado mal del todo.
Aunque esta morsa es un espécimen raro y no le entusiasman las vacaciones
¿Sabes? Una de las cosas que más me “rallan” es cuando le preguntas al de la papelería que cómo le han ido las vacaciones y te responde (todos te responden) que “las vacaciones siempre muy cortas” ¡Pero a quién quieren engañar! Hay vacaciones buenas y algunas que preferiría olvidar.
Mucha promiscuidad, debería viajar solo pero ya es demasiado tarde para eso, en fin. ¿Qué, no está mal lo de la viejita erótica, eh? Te recomiendo efusivamente a Pedro Juan Gutiérrez, un cubano inclasificable (ya lo ves en la foto). Vale cualquiera de sus libros. Léelo y percibirás un aire fresco que te cagas
Y, además, te recomiendo el próximo, sobre ellos y ellas, un tema super delicado que me he atrevido a abordar sin inhibiciones.
Me encantaría la opinión de una mujer
Espero tus comentarios
Y que el verano te haya sentado bien, por supuesto
Besos
Arturo

10:45 a. m.  
Blogger Cronopio ha dicho...

Oye Cati, cuando me refería al "próximo" quería hacerlo con mi próximo articulito que cuando leas esto seguro que ya está "publicado" y que se titula "MEJOR PEQUEÑO QUE GRANDE"
Bsos

10:47 a. m.  

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