17.2.10

Goodbye, adiós, bienvenidos y buena suerte…


Todo empezó probablemente pasado el verano de 2002. Con el otoño suele llegar la melancolía y la relación entre este estado emocional y los meses de tardío es de sobra conocida. Quizás por eso Ferran Jordà me ofreció crear una Web personal donde publicar mis “Informes”, y fue entonces cuando, después de reflexionar unos instantes, le respondí que por qué no una Revista. Le gustó la idea, así que nos pusimos manos a la obra y un jueves 27 de marzo de 2003, en la cafetería librería CAT-Guinardó (que ya no existe), se presentó una Web de literatura y otras hierbas.

Su nombre: “Literatuya”. Fue un ejercicio de imaginación a dos manos, aunque Jordà aportara, además, la creatividad e imaginación de su tecnología, en su elogiado diseño de la Web. El que suscribe contribuyó con el andamiaje conceptual, basado en el mágico mundo de los Cronopios, las Famas y las Esperanzas, de Julio Cortazar, poniéndole nombre a cada casilla de la Revista y, también, un poco de filosofía de bolsillo, que, a fin de cuentas es la que mejor funciona. Y como Ferran me pidió un titulo que tuviera connotaciones con el vocablo “literatura” se me ocurrió, en uno de esos escasos momentos de gracia o inspiración que hasta el más mísero habitante del planeta tiene alguna vez, el término “Literatuya”, que como su morfema pretende querer decir: “nuestra Literatura también es tuya“. De ahí, asimismo, la expresión que acompaña al título: “escribo porque escribo y porque tú”, que de esta guisa se convirtió en el lema de la revista. La cosa duró hasta noviembre de 2006 y fueron tres años la mar de fructíferos en los que, todo sea dicho, los cronopios nos divertimos de lo lindo.

Treinta y dos cronopios andan sueltos por ahí, pues la revista sigue navegando por la red, sin rumbo pero con garbo. De ahí, muy probablemente, el título de la crónica de su presentación en sociedad: “Alguien anda suelto por ahí”. Y poca cosa más. Una de ellas, sin embargo, la obligada la mención a algunos cronopios que, con su constante presencia animaron y fortalecieron el viaje. Fueron Rosa Mora, Juan Manual García Ferrer y Jorge Brotons, por mencionar a los más entusiastas. Gracias, Rosa, Juan Manuel, Jorge...

Finalizada la singladura de “Literatuya”, y ya plenamente enredado en la “red“, el 17 de febrero de 2006 nació el blog “Morsa dice…” con un artículo premonitorio titulado “Buenas noticias”, una breve crónica sobre la película “Crash” de Paul Hagáis. Un total de 453 “Informes” jalonan estos 4 años, ni un día más ni uno menos, hasta el 17 de febrero de 2010.

Y ya andaba yo rumiando sobre las estrecheces del blog, cuando mi amiga Paloma, en un encuentro casual en la Cerdanya, se ofreció a construirme una Web en un plis plas, y le quedó tan guapa como todos sabemos. Mi propuesta no pudo ser más sencilla y a la vez ambiciosa. Para empezar, y permítaseme que a partir de aquí utilice el plural, lo primero que hicimos – pues fue una sugerencia - como casi siempre acertada de Juan Manual- fue eliminar la “selectividad”, o dicho forma más clara, la censura. Acto seguido, ofrecimos a la peña que se soltara, que creara su propia sección, garito, rincón, o como queramos llamarlo. Luego nos enrollamos, como siempre hacemos los cronopios, apenas percibimos la oportunidad -¿impunidad?- del soliloquio, invitando a:

todos aquellos que han “hallado” pero, también, aquellos que siguen buscando, entendiendo por búsqueda tal como la definió Cortazar en Rayuela: “buscar era un signo, emblema de los que salen de noche sin propósito fijo, razón de los matadores de brújulas”. Los cronopios somos expertos en socavar cualquier cosa sospechosa de statu quo que se nos ponga a tiro, sean brújulas o manuales de urbanidad. Y a veces, como le ocurre a nuestro admirado Vila-Matas, nos da la locura y salimos a la calle con la sana intención de “acabar (de una vez por todas) con los números redondos”. Quizás por eso dicen que somos un poco artistas y otro poco iconoclastas. Puede que tengan razón y también que exageren, vaya usted a saber. Lo cierto es que difícilmente pediremos permiso para hacer de las nuestras, aunque nunca renunciemos a nuestra “presunción de inocencia”. La inocencia de la pasión por el juego, apreciando el significado semántico de “juego” en el sentido en el que lo expresó Johan Huizinga en su Homo Ludens: "Todo lo que en la poesía se va reconociendo poco a poco como cualidad consciente: belleza, carácter sacro, poder mágico, comienza por estar dentro de la cualidad primaria del juego."

Su constructora es nuestra amiga y cronopia Paloma, y el “administrador” (¡Uy, que palabreja!) un tal “cronopio”, servidor de ustedes. Para su construcción no hemos pedido ayuda al Señor de los Anillos pero sí “Señor de los cronopios”, Julio Cortazar, quien nos ha enviado un telegrama desde el otro lado de acá (¿desde dónde sino?) con un escueto: “allá ustedes… mientras no prohíban fumar y pongan de vez en cuando un disco de Coleman Hawkins o de Bessie Smith, aquí nadie va a quejarse”. Así pues, la estructura de la revista está inspirada claramente en la “nomenclatura” cortazariana, que es con la que los cronopios nos sentimos más a gusto. Sólo una advertencia: no admitimos adhesiones inquebrantables. Así que nadie se preocupe por si le gusta o no el escritor argentino. Bienvenidos y bienvenidas pues, también todos aquellos que detesten las etiquetas.”
Así que aquí estamos otra vez, dando la lata. Bienvenidos y buena suerte.

Web Literatuya, escribo porque escribo y porque tú: http://www.literatuya.com/
Web Literatuya. Editorial: http://www.morsadice.com/index.php/editorial
Blog Morsa dice: http://arturomontfort.blogspot.com/
Web Morsa dice...: http://www.morsadice.com/

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2 comentarios:

Anonymous Sonja La Roja ha dicho...

Querido Cronopio:

No pierde usted el tiempo...
Donde quiera que vaya
Le seguiremos la pista
Con brújula o sin ella

aqui queda escrito
y aquí seguimos..




saludos!

3:00 a. m.  
Blogger Cronopio ha dicho...

Gracias Gracias Gracias Sonja... Aqui estamos, envíanos alguna de tus cosas de vez en cuando, please...
Besos

9:59 a. m.  

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