23.2.06

Touché (Tocado)

Caché (Escondido), Michael Haneke, 2005. Georges, de profesión periodista, empieza a recibir vídeos, rodados a escondidas en la calle en los que se le ve con su familia, acompañados por extraños e inquietantes dibujos difíciles de interpretar. No sabe quién los manda ni por qué.
¿Quién no recuerda a Daniel Auteil en aquella deliciosa e hilarante película, Mamá, hay un hombre blanco en tu cama (Romuald et Juliette, Coline Serreau, 1989).
Pues aquellos que vieron esta peli casi es mejor que lo sigan recordando así porque, aunque en Salir del armario (Le placard, Francis Veber, 2001) ya hacía aguas, en Caché, messieur Auteil está realmente patético. Y mi admirada Binoche, ahí la tienen, abocada, la pobre, a ese triste papel de mujer de, sin pena ni gloria. Me gusta el cine europeo y, especialmente, el francés. Aquí tenemos, sin embargo, una prueba de la falibilidad de los juicios humanos. La prueba, evidentemente, es esta película insustancial, mal interpretada, peor planteada y con un guión hecho con el culo. Es decir, inverosímil, repetitivo, machacón, sin ritmo ni rock and roll.
P.D. Algunas pelis francesas más o menos recientes que sí valen la pena son:¿Qué es la vida? (C’est quoi la vie?, François Dupeyron, 1999), El señor Ibrahim y las flores del Corán (Monsieur Ibrahim et les fleurs du Coran, François Dupeyron, 2003); De todo corazón (A la place du coeur, Robert Guediguian, 1998), La ville est tranquile (Robert Guediguian, 2000), Marius y Jeanette (Marius et Janette, Robert Guediguian 1996); Como una imagen (Comme une image, Agnes Jaoui 2004), Para todos los gustos (Le gout des autres, Agnes Jaoui, 2000), Delicatessen (Pierre Jeunet, 1990), Amelie (Pierre Jeunet, 2001), Vete a saber (Va savoir, Jacques Rivette, 2001), ¿Por qué las mujeres siempre queremos más? (Tout pour plaire, Cecile Telerman:2005), etc.

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2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Vamos a ver, Morsa, vamos a ver.
¿De dónde viene esa afición a, cuando se ve una película francesa, sacar a colación todas las películas francesas que se han visto, comparando, y diciéndo eso de ésta sí, esa no?
¿Harías lo mismo después de ver una película americana? Piensa en la frase correspondiente, y supongo que llegarás a la conclusión de que no tiene sentido. Punto uno, pues: Después de ver una película francesa (o americana, o española, o...) no hay por qué decirse eso de "¡Vaya: a mí que me gusta el cine francés, no sé que ha pasado, que ésta no!".
Punto 2. "Caché" sí que es de producción francesa (como "Muholand Drive", por cierto), pero podríamos llegar a acordar que, principalmente, es de M.Haneke...
Si aceptamos lo anterior, pues sí que podríamos de una forma más pertinente, compararla con otras películas de Haneke, aunque sus películas suelen ser muy suyas, y cada una ir por su lado.
Pero quizás sí que algo común se puede recoger, y quizás algo común pueda ser esa mosca cojonera intranquilizadora, que entre otras cosas te ha hecho ver a ese estupendo actor que es Daniel Auteil como "patético". ¿No será esa una de las claves de la película, ese "patetismo" de Daniel Auteil?
Cuando lo hayas pensado, y si contestas, pues podemos seguir desenredadndo el ovillo...
Un saludo,

12:36 a. m.  
Blogger Cronopio ha dicho...

Tienes razón, amigo Popaul... Este argumento es ciertamente endeble... El cine francés... Demasiado continente para un viajero tan lento como yo... Y es que las morsas somos lentas, perezosas y un poco bizcas (confundimos la parte con el todo). Ya que lo que realmente quería decir es que me encantan ALGUNAS de esas pelis francesas, quizás de la última década, esas películas con un tono íntimo, coloquial, a veces aparentemente frívolo o banal, a veces románticas y con un sentido del humor corrosivo aunque siempre amable (si es que tal combinación es posible). Pelis que, siendo “afables” en su planteamiento, hurgan en los sentimientos, en las relaciones humanas y sus conflictos, revelando sus miserias, sus obsesiones, pero también una cierta VITALIDAD, nadando entre las dos aguas de la constante paradoja entre el deseo y la realidad, ese constante “deja vu” que nos hace sentir más iguales a los demás y no alcanzamos a saber si eso es bueno o es que algo no acaba de funcionar como debiera. Hay películas, como Le mari de la coiffeuse (El marido de la peluquera), unas de mis preferidas, donde una historia banal se revela en momentos majestuosa.
Sigo pensando que Daniel Auteil es magnífico y supongo que lo que más me molestó de Caché es que me quedé fuera de la peli. A veces pasa, es como una barrera invisible, haces toc, toc, toc, y nada de nada, que no hay manera, que esa historia en la pantalla no acaba de encadenarse con el hilo de tu pensamiento, y quizás sea por eso que sólo oyes el estruendo de los dos trenes cruzándose. Y por no saber no sabes en qué tren va la peli y en cuál tu. Es decir, por qué la “morosidad” de Flores rotas, por poner un ejemplo reciente (y que a muchos les pareció casi una broma pesada), a mí me encantó y, sin embargo, las vueltas de tuerca de Caché acabaron por irritarme. Sigo sin poder darte una respuesta satisfactoria.

11:24 a. m.  

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